miércoles, 26 de diciembre de 2007

Feliz nada.

Solían ser buenos días, dentro de un constante infierno, pero al fin y al cabo buenos días, la inseguridad de lo que pasaría al día siguiente, la esperanza de oír eso que siempre queremos oír, esa incertidumbre que solo se calmaba con aquellos eternos abrazos, esas ganas de todo, esas ilusiones…
Eventualmente sabía que este día llegaría, quizás ahí el cambio de humor, quizás ahí el miedo de mirar a quién no debía, de decir las palabras incorrectas o simplemente de hacer lo incorrecto.
Dicen que el tiempo cura, que sana las heridas, pero es posible hacerlo cuando esas heridas constantemente son abiertas?, ese dolor en ellas como si te aplicaran una mezcla de limón, sal y jugo de tomate sobre ellas, y cuando sanan, ahí van de nuevo…
Pensé que pasaría (y ahí fue mi error, pensé), pensé que sería solo algo pasajero, que ocurriría ese milagro de navidad, que las cosas mejorarían y que volvería a oír eso que siempre quiero oír, pero el milagro de navidad no ocurrió, y no ocurrirá, porque eso solo pasa en las películas, no en esta vida y quizás tampoco en la próxima, porque simplemente yo no nací para eso, no es mi destino, al menos eso me hicieron creer, porque aunque siempre me digan “no es tu culpa”, ya me pasó muchas veces y el asunto aquí no puede ser una conspiración genérica, simplemente soy yo.
Esta vez si soy yo.

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