lunes, 29 de junio de 2009

En pedir no hay engaño...

Tengo la mala costumbre de escribir cuando tengo mil cosas que hacer, esta no es la excepción, pero la inspiración llega cuando uno menos se la espera.

Estoy con el típico estrés de fin de semestre, con toda la presión encima y pensando en que debo terminar luego la carrera que tantas canas y arrugas me ha sacado.

Mañana tengo una prueba muy compleja, y aquí estoy, escribiendo. Me irá pésimo probablemente.

Estoy un poco confundida con las cosas, con la vida en general, nada nuevo no?, Por un lado la U y esa necesidad casi biológica de terminarla pronto, y que cada día que pasa siento que falta más y más. Comienzo a perder mi paciencia.

Este último tiempo, además de toda esa carga académica, he estado haciendo mil cosas, he estado disfrutando de la vida como no lo hacía hace mucho. Incluso y hasta dí el paso de aceptar tener una relación, la he disfrutado, me siento bien, pero aún así me siento sola, y no por el hecho de no tener a nadie cerca de mí, sino que es una soledad distinta, una sensación distinta, tengo a mis amigos, tengo pololo, pero no siento ese vínculo tan fuerte, en el caso de mi relación.

Creo que me está costando más de lo normal querer, aunque lo hago, pero me cuesta mucho demostrar esos sentimientos, incluso me cuesta aceptar y reconocer que tengo esos sentimientos.

Me da miedo perderlo todo solo por no poder entregar lo suficiente, y es que creo que un día entregué más de lo que podía que ahora estoy pagando los intereses, y aun las cifras están en rojo.

Me siento bien pero en el fondo triste, porque no estoy disfrutando plenamente, ni quitándome esas trabas de la mismísima mierda que no me dejan ser completamente feliz. Sé que es cosa de tiempo, pero odio dejarle mis problemas al tiempo para que los resuelva, si soy yo quien debe hacerlo.

Solo espero poder mostrarme tal cual soy, de la misma manera como lo hago cada vez que escribo en este blog, solo espero que me quieran así tal cual soy y que me lo digan, que siempre me lo digan, y nunca más sentir ese miedo asqueroso que me bloquea y me hace correr.

Siento que estoy a punto de correr y no quiero, quiero que me tome de la mano, me abrace fuerte y que me diga que todo estará bien y que no volveré a sufrir nunca más.

Quiero comprender que estoy eligiendo al hombre con el que de verdad quiero estar, y no el hombre con el que estoy dispuesta a sufrir. Quiero muchas cosas a veces...